Cuando era pequeña, recuerdo un día en el que tras hinchar un globo todo lo que pude, me acerqué sigilosamente a la cocina, con la traviesa intención de darle un susto a mi madre. Apenas podía contener la risa. Allí estaba ella, trajinando silenciosa con platos y pucheros mientras yo, presa de una gran expectación, alzaba el globo con una mano y con la otra lo pinchaba decidida con la punta de una aguja: ¡¡Pumm!! Y mi madre lanzó un grito espantada jajajaja. Se enfadó muchísimo y yo estuve un buen rato en mi habitación rememorando el gran momento y riéndome en silencio. Fue genial. No obstante, ya no lo volví a hacer.
Recuerdo también otro día de mi infancia en el que yo fuí la víctima de este tipo de sustos. Mi hermana me esperaba escondida al doblar la esquina del pasillo y casi me da algo cuando me asaltó con un grito fuertísimo... ¡¡Qué brinco me dio el corazón!! Del susto chillé y mi hermana lógicamente se descojonó.
En verano, por la noche, dejo la ventana de la cocina abierta por el tema del calor, y también la puerta del dormitorio. Si la puerta del dormitorio en vez de estar abierta de par en par, está abierta por la mitad, me levanto de la cama para abrirla del todo porque me da miedo que en mitad de la noche, una corriente de aire la haga cerrarse de golpe dando un fuerte y sonoro portazo. Me da miedo por el sustazo que nos llevaríamos.
Para sustazos el que se llevó Lara hace unos días. Lara es una concursante muy gritona de "El Reencuentro" que a los demás habitantes de la casa se les hace un poco cansina con su griterío. Una noche, Lara dormía plácidamente cuando su enemigo Iván se acercó silencioso a ella, y sabiéndola profundamente dormida, acercó el rostro a su oído y le gritó muy, muy fuerte. Uff.... el brinco que pegó la pobre chica fue impactante. De hecho, le costó un buen rato recuperarse. Tremendísimo susto se llevó; susto que ha sido calificado mayoritariamente como broma de muy mal gusto. Yo me quedé alucinada. Me hacen a mí eso, y creo que me da un infarto. En serio.
Y casualidades de la vida, el otro día viendo el "Sé Lo Que Hicistéis" sacaron vídeos de sustos a gente durmiendo. A un chaval que dormía a pierna suelta en el césped de no sé dónde, sus amigos le ataron en el tobillo una cuerda con petardos. Y prendieron la mecha, claro. Pobre chaval. El sonido que produjo la explosión del primer petardo lo hizo levantarse de un salto chillando desorientado, y la mascletá que se produjo a sus pies los hizo caer, levantarse, volver a caer, chillar enloquecido... todo un show. Pobre chaval. Yo aquí, me reí un montón con la escena, pero de pensar en que a mí me hagan algo semejante... yo creo que me quedaría tirada en el césped... ¡¡ un infarto fijo!!
Estas bromas tienen su morbo. Y provocan una risa auténtica. Pero al mismo tiempo a mí me dan "yuyu". Llamarme seria, pero yo sería incapaz de gastar una broma así, por temor a lo que pueda ocurrir. ¡¡Que se le puede causar un infarto a alguien..!! no sé, estar durmiendo felizmente y que de repente te hagan ¡¡Boooommmm!!...el sobresalto que se produce en el interior del cuerpo tiene que ser de aupa...Pero bueno, igual no es para tanto. Y la risa está asegurada. ¡¡Pero a mí que no me lo hagan!! Me da algo, de verdad...
¿vosotros qué pensáis? ¿gastaríais una broma así o creéis que es pasarse?.....¿o ya la habéis gastado? ;-)